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Determinantes socioeconómicos de la educación financiera

CAF

El presente documento de CAF -Banco de Desarrollo para América Latina- se focaliza en la educación financiera como elemento determinante para generar inclusión financiera. En 2013 se realizó una encuesta con el objetivo de identificar los conocimientos, habilidades, actitudes y comportamientos financieros de los individuos de Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú.

A partir de los resultados obtenidos se establecieron tres indicadores: (i) economía del hogar, (ii) actitudes y conductas, y (iii) conceptos y conocimientos:

(i)   Economía del Hogar: mide la participación que tiene el encuestado en las decisiones financieras de su hogar. En los cuatro países el indicador resulta bajo (en una escala del 0 al 10). Perú muestra los peores resultados con un promedio de 4,27 puntos. Bolivia, aunque bajo también, obtiene la puntuación más alta, con un promedio total de 4,98.

(ii)  Actitudes y conductas: mide la inclinación de los individuos hacia actitudes favorables para su bienestar financiero, como por ejemplo, la preferencia hacia el gasto o el ahorro, “vivir al día”, etc.  Bolivia obtiene los mejores resultados con un promedio de 7,13 puntos, mientras que Ecuador ocupa el último lugar, con 6,77 puntos.

(iii)  Conceptos y conocimientos financieros básicos: mide, en general, los conocimientos financieros de los individuos. En este indicador, todos los países obtienen puntuaciones medio-altas. Colombia y Ecuador obtienen puntuaciones promedio superiores a las de Perú y Bolivia (6,37 y 6,35  frente a 5,94 y 6,12 puntos respectivamente).

Al analizar los determinantes de cada uno de los indicadores se detectaron importantes brechas socio-demográficas de género, edad, ámbito geográfico, nivel educativo, ingresos y capacidad de ahorro, que se detallan en el documento.

Adicionalmente, se identificaron los siguientes determinantes de la educación financiera:

  1. Niveles de ingreso de las familias. Existe una correlación positiva entre los indicadores de educación financiera y los ingresos. Las personas con mayores conocimientos financieros son más resilientes ante crisis económicas.
  2. Años de escolaridad, altamente correlacionados con los indicadores de educación financiera. Aquellos individuos con títulos universitarios obtienen los mejores resultados en los distintos indicadores de educación financiera.
  3. Edad. Los grupos más jóvenes y más viejos obtienen peores resultados en los diferentes indicadores de educación financiera. Los mejores resultados se observan en las edades comprendidas entre 36 y 50 años. Lo que refleja una relación no lineal respecto a la edad de los individuos.
  4. Género. Existen importantes brechas. Las mujeres que tienen algún tipo de alfabetización financiera tienen más probabilidades de planear con éxito su pensión.
  5. Régimen laboral. Los individuos asalariados tienen mejores actitudes y conocimientos financieros que aquéllos que no lo son.

Finalmente, el documento presenta las siguientes conclusiones:

i.   Es necesario establecer estrategias distintas para diferentes segmentos de la población y desarrollar productos financieros adaptados a sus características y necesidades.

ii.   Los mecanismos formales de ahorro tienen un impacto muy importante sobre la capacidad financiera de los individuos.

iii.   Las diferencias de género no afectan a todas las mujeres por igual, sino que aquéllas que son jefes del hogar muestran mejores actitudes y conductas financieras.

iv.   Los receptores de transferencias o subvenciones por parte del gobierno tienen peores resultados en el índice de conceptos y conocimientos, y muestran actitudes contrarias al ahorro. Por ello, este tipo de programas sociales no solo deben ir acompañados de capacitaciones sobre conceptos financieros básicos, sino también de estrategias innovadoras para promover el ahorro.